Estas cosas, mejor guárdalas para ti misma.
Muestráles las rosas, pero quédate tu con las espinas.
¿Por qué siempre sientes de colores tan intensos?
Y a veces se vuelven pálidos. Entonces se crea esta gama de colores. De sentimientos.
A veces los ahogas. Pero son siempre intensos. Y son tus espinas. Y las guardas en tu gavetero.
¿Habrá alguien que entienda que vienes directo del jardín?
Que aunque tú misma te podes, las espinas vuelven a crecer.
Porque tus espinas son casi tan bellas como tus pétalos. Porque esas espinas te recuerdan lo que has aprendido.
Te recuerdan a lo que antes eras.
Y lo que nunca volverás a ser.
Entiendo que ahora floreciste.
Pero estas cosas, mejor no las guardes para ti misma.
Encuentra a alguien que sepa admirar tus espinas tanto como tu vivaz color.
Y muéstraselas todas.
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